La dieta sin gluten se considera el patrón oro y el único tratamiento eficaz para la enfermedad celíaca. Si se sigue correctamente, reduce la inflamación, favorece la sanación del intestino, minimiza el riesgo de comorbilidades asociadas tales como la pérdida de densidad ósea, la deficiencia de vitaminas y minerales, el desarrollo de otras enfermedades autoinmunitarias, la subfertilidad masculina y femenina, las complicaciones neurológicas y el riesgo de cáncer de intestino delgado.
No obstante, sigue estando estigmatizada, lo cual puede contribuir a un bajo cumplimiento del tratamiento.