Todos los especialistas deberían conocer la enfermedad celíaca

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El gluten es una glucoproteína presente en algunos cereales y su relación con otros trastornos relacionados está aumentando, de ahí la necesidad de que las diferentes especialidades conozcan los síntomas digestivos y extradigestivos para su detección precoz. Además, existe la posibilidad de seguir una dieta sin gluten en numerosas patologías en las que se ha descartado la enfermedad celíaca (EC).

Las sospechas, en dichas enfermedades, sobre el beneficio como tratamiento complementario de una dieta sin gluten se han confirmado con ensayos semiclínicos y cohortes, ya sea actuando sobre la patogenia o como medida de mejora de la sintomatología.

A continuación, revisamos brevemente algunas especialidades y patologías en las que la dieta sin gluten o la detección precoz de la EC es fundamental.

ENDOCRINOLOGÍA

La relación entre diabetes tipo 1 (DT1) y EC comenzó a estudiarse en 1960, estimándose que la prevalencia de EC en pacientes con DT1 se sitúa entre el 1,4 y el 19,7 % [1].

En ambas patologías se ha demostrado que los genes HLA-DQ2 y DQ8 son un determinante importante frente a la susceptibilidad de desarrollar la enfermedad [2]. Por lo general, la diabetes se desarrolla antes del diagnóstico de EC, aunque existen casos en los que la EC se desarrolla como la enfermedad primaria y la DT1 se desarrolla posteriormente [3,4].

Otra patología común en el servicio de Endocrinología es la enfermedad tiroidea autoinmune. En el momento de realizar una analítica a estos pacientes, es recomendable tener en cuenta los parámetros de cribado para la EC, ya que se ha observado que la frecuencia de celiaquía es mayor en esta población [5].

NEUROLOGÍA

Aunque habitualmente relacionamos los trastornos relacionados con el gluten con el sistema digestivo, es importante conocer que también existen otro tipo de expresiones, como, por ejemplo, la afección neurológica. En este caso, el gluten afecta al sistema nervioso central y periférico, pudiendo afectar a la evolución de enfermedades más complejas. Por ello, es de vital importancia que los especialistas tengan conciencia sobre ello y se pueda realizar una detección tempana [6]. Algunas patologías donde el gluten podría tener un papel clave son la epilepsia, la ataxia, el síndrome de piernas inquietas y la esclerosis múltiple o las migrañas.

En relación con la epilepsia, es conocido que su prevalencia es mayor en pacientes celíacos y a través de un estudio italiano [7] se conoció el “síndrome CEC” (celiaquía, epilepsia y calcificaciones occipitales). En él se observó que la dieta sin gluten controlaba excelentemente las crisis y además lograba que las calcificaciones no se extendiesen.

El síndrome de piernas inquietas es un trastorno sensitivo-motor en el que existe la necesidad de mover continuamente las piernas, especialmente cuando el paciente está acostado, afectando al sueño. Su origen aún no es del todo claro, pero se conocen que existen asociaciones con el metabolismo del hierro. Algunos investigadores [8,9,10] han observado que, entre el grupo de pacientes con el síndrome de las piernas inquietas, existe una mayor prevalencia de pacientes con EC o sensibilidad al gluten no celíaca. En estos pacientes, se ha observado un descenso de los anticuerpos sanguíneos y una mejora de los síntomas al seguir una dieta sin gluten.

Un caso parecido es el de la esclerosis múltiple, en el que se sugiere que los pacientes presentan un aumento altamente significativo en los niveles de anticuerpos IgG contra la gliadina y la transglutaminasa [11,12]. De hecho, Rodrigo L et al. publicaron un estudio en 2011 [13] que incluía 72 pacientes con esclerosis múltiple remitente recurrente. En estos pacientes, se observó una prevalencia 10 veces superior para la EC. Es por ello que consideraron que la dieta sin gluten era un complemento necesario para estos pacientes, observándose una mejoría clínica digestiva y extradigestiva.

En los casos de migraña, el especialista debería tener en cuenta el gluten y la histamina como factores clave [14]. La dieta sin gluten se contempla como tratamiento para la mejoría en la amplitud y frecuencia de las crisis de migraña [15].

PSIQUIATRÍA

La dieta sin gluten, además, puede ser un enfoque distinto para el tratamiento de ciertas enfermedades psiquiátricas, como la esquizofrenia. No obstante, los estudios hasta la fecha, indican que no todos los pacientes responden positivamente [16].

PEDIATRÍA

Aunque los protocolos más recientes indican que más del 70 % de los nuevos casos diagnosticados se producen en edades superiores a los 20 años [17], el pediatra debe tener en cuenta la EC con la revisión de los síntomas en el niño (talla baja, diarrea, anorexia, anemia, dolor abdominal…). Además, existen otras patologías en las que el gluten podría ser un factor clave, como el trastorno del espectro autista (TEA) y el trastorno de déficit de atención e hiperactividad (TDHA).

El TEA es un conjunto de trastornos complejos del neurodesarrollo caracterizado por impedimentos sociales, dificultades en la comunicación y patrones de conducta estereotípicos, restringidos y repetitivos [18]. Millward C et al. (2008) [19] han sugerido que los péptidos del gluten y la caseína pueden tener un papel en los orígenes del autismo, y que la fisiología y la psicología del trastorno pueden ser explicadas por la excesiva actividad opioide vinculada a dichos péptidos. Catassi C et al. [20], en 2013, trabajaron en esta misma línea, sugiriendo una relación entre la sensibilidad al gluten no celíaca y los trastornos neuropsiquiátricos, entre ellos el autismo.

Por otro lado, el TDAH es un trastorno de origen neurobiológico, de inicio en la infancia, que comprende un patrón persistente de conductas de desatención, hiperactividad e impulsividad. Se considera que el trastorno está presente cuando estas conductas tienen mayor frecuencia e intensidad de lo que es habitual según la edad y el desarrollo de la persona [21]. Tras varias sospechas en investigación básica y revisiones, se comprobó en un estudio cómo siguiendo una dieta sin gluten durante 6 meses se mejoraron los síntomas del TDAH. En el estudio de Jackson JR et al. (2012) [22] se observó cómo la mayoría de los pacientes (74 %) prefirió seguir una dieta sin gluten debido a un alivio significativo de su sintomatología.

GINECOLOGÍA

Si la EC no ha sido diagnosticada, son muchas las manifestaciones ginecológicas que pueden aparecer, como abortos de repetición, problemas de fertilidad, primera menstruación tardía… La infertilidad y los abortos de repetición podrían provocarse por la malabsorción intestinal debida a la atrofia vellositaria propia de la patología sin tratar, que puede llegar a dañar el tejido placentario. Así, cuando el embrión se implanta, su desarrollo es mucho más complicado y, además de ello, esta malabsorción puede provocar anemia y déficit de vitaminas, que complica aún más el desarrollo del feto [23].

Una patología ginecológica poco conocida aún es la endometriosis, la cual se asocia con EC y parece que la dieta sin gluten podría ser una estrategia para reducir el dolor en esta. Se ha observado mejoría en un estudio con 200 mujeres durante 12 meses, aunque se requieren ensayos clínicos controlados con mayor número de sujetos y con seguimiento a más largo plazo [24].

DERMATOLOGÍA

Existen varios ejemplos de enfermedades dermatológicas relacionadas con patología digestiva, como la psoriasis y la dermatitis herpetiforme. Los estudios indican que existe un subgrupo de pacientes con psoriasis, a veces con una respuesta insatisfactoria al tratamiento convencional, con sensibilidad al gluten, que puede ser de gran relevancia para su psoriasis [25]. También existen otros estudios sugieren que la psoriasis y la EC comparten vías genéticas e inflamatorias [25].

La dermatitis herpetiforme es una enfermedad autoinmune asociada con una enteropatía crónica, la cual se ha sugerido estar relacionada con el gluten y la EC [26]. La dieta sin gluten sería el tratamiento por elección para esta patología [27], aunque el diagnóstico es bastante tardío y parece que los depósitos granulares de IgA también pueden ocurrir en pacientes celíacos con enfermedades inflamatorias de la piel que no son dermatitis herpetiforme [28]. Actualmente se declara que una biopsia duodenal es innecesaria para el diagnóstico en pacientes celíacos con una dermatitis herpetiforme comprobada. Por lo tanto, es esencial el diagnóstico de esta para poder iniciar una dieta sin de gluten, para prevenir todas las complicaciones asociadas con la EC y para mejorar el estado de salud general y la calidad de vida de los pacientes [29].

REUMATOLOGÍA

La EC es una enfermedad autoinmune con un amplio abanico de manifestaciones, que debe ser tenida en cuenta por el especialista cuando tiene en consulta un paciente con síntomas reumatológicos. Algunas patologías, como la espondiloartritis, podrían tener relación con la sensibilidad al gluten no celíaca. Un estudio, realizado por Isasi en 2015, mostró [30] cómo las pacientes mejoraban con la dieta sin gluten a pesar de descartarse la EC, especialmente en el dolor lumbar y en la astenia a los 3 meses de iniciar la dieta sin gluten, determinándose a los 10 meses la resolución del dolor lumbar crónico, con recidiva tras la toma inadvertida de gluten.

Por otro lado, en pacientes con artritis se han observado niveles elevados de anticuerpos a pesar de no tener una EC clara, observándose mejoría al seguir la dieta sin gluten [31].

También en pacientes con fibromialgia, Isasi et al., en 2008 [11,32] iniciaron un estudio prospectivo para evaluar el efecto terapéutico de la dieta sin gluten en pacientes afectados por fatiga crónica, fibromialgia y dolor musculoesquelético crónico generalizado, en los que tratamientos previos no tuvieron efecto favorable. Hasta la fecha, más de 300 pacientes han sido incluidos en el estudio, habiéndose observado una clara mejoría en una proporción importante de ellos. El objetivo de otro de sus estudios (2014) [33] fue describir a 20 pacientes seleccionados con esta enfermedad y sin EC que mejoraron cuando se les introdujo una dieta sin gluten. La respuesta clínica se definió como la consecución de, al menos, uno de los siguientes objetivos: la remisión de los criterios de dolor, volver al trabajo, volver a la vida normal o la interrupción de los opioides. Esta observación apoya la hipótesis de que la sensibilidad al gluten no celíaca puede ser una causa subyacente de la fibromialgia.

Tal y como hemos revisado, numerosas patologías están relacionadas con la EC, la sensibilidad al gluten no celíaca, a pesar de no conocer aún los mecanismos implicados en todos ellos, se ha observado mejoría al iniciar una dieta sin gluten. Por ello, se necesita que las diversas especialidades médicas conozcan el cribado diagnóstico de esta enfermedad y no solo ante una anemia el médico pueda valorar la EC al igual que si encuentra ante una afección neurológica, dermatológica…, como se ha comentado.

Teniendo en cuenta que una dieta de estas características puede ser totalmente saludable, siempre que sea guiada por un dietista-nutricionista especializado, podría ser una alternativa para estos pacientes.

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  • Autores

    Sara López Oliva, Ismael San Mauro Martín

    Centros de Investigación en Nutrición y Salud (Clínica CINUSA)