La Dieta Baja en FODMAP Fase III: Más allá de la personalización

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Ayudar a los pacientes a alcanzar el éxito a largo plazo con una dieta baja en FODMAP deliciosa y nutritiva significa apoyarles mientras aprenden los alimentos y las raciones que toleran. Leer las etiquetas y los menús, determinar el tamaño adecuado de las raciones, comunicar las necesidades dietéticas a otras personas y encontrar deliciosos sustitutos bajos en FODMAP puede ser todo un reto.

Objetivo a largo plazo

El asesoramiento a los pacientes en la fase III suele hacer hincapié en ayudarles a evitar los errores más comunes a la hora de elaborar y seguir su dieta personalizada. Incluso una vez que los pacientes identifican los factores desencadenantes en la fase II, la creación de un nuevo patron alimentario a largo plazo en la fase III puede resultar abrumador y frustrante. Puede producirse una pérdida de motivación y la tentación de transgredir la dieta, mientras que también pueden surgir miedos y reticencia a añadir nuevos alimentos.

Evitar la acumulación de FODMAP

Los pacientes que siguen experimentando brotes a pesar de seguir una dieta baja en FODMAP pueden estar pasando por alto la cantidad total de FODMAP que consumen en una sola comida o tentempié.

Con el fin de evitar los brotes, se debe hacer un seguimiento del número total de porciones de FODMAP verdes o amarillas que consumen en una sola toma. Existen alimentos verdes que se convierten en FODMAP moderados o altos cuando se consumen en porciones más grandes. Entre ellos, se encuntran la batata, la berenjena y la col.

Espaciar las comidas y los tentempiés entre 3 y 4 horas ayuda a evitar la acumulación de FODMAP debido a que los alimentos van avanzando a lo largo del tubo digestivo. Los platos en los que se combinan  varias frutas y verduras también pueden aumentar el riesgo de acumulación de FODMAP. Por ejemplo, una macedonia de frutas puede ser fácilmente rica en fructosa y/o sorbitol. Por ello, se recomienda que los FODMAP verdes o amarillos se combinen principalmente con alimentos "libres de FODMAP" como la rúcula, el pimiento, el pepino, la col rizada, el rábano, la patata, la cebolleta y las espinacas, evitando así los efectos de acumulación de los FODMAP.

Garantizar el equilibrio nutricional

Si bien las deficiencias de nutrientes son más preocupantes durante las fases I y II al ser las más restrictivas, la fase III es el momento ideal para optimizar la ingesta nutricional. Independientemente de que los pacientes presenten o no deficiencias de micronutrientes o macronutrientes, asegurar una buena educación nutricional es muy útil. Hay que asegurar una cantidad suficiente de carbohidratos, fibra calcio, tiamina y la riboflavina (especialmente entre los pacientes que acaban necesitando restringir la lactosa). Por ello, es importante compartair estrategias nutricionales que faciliten consumir una cantidad suficiente de estos nutrientes.

Las investigaciones realizadas hasta la fecha no son concluyentes sobre si una dieta baja en FODMAP modifica el microbioma y si esto debería ser motivo de preocupación [1]. Entre los estudios que sí observan cambios en el microbioma, los resultados no son clínicamente significativos. Sin embargo, las investigaciones sugieren que una dieta baja en FODMAP reduce las Bifidobacterias y que la suplementación probiótica puede ayudar a mantener la población de Bifidobacterias y reducir los síntomas [2]. Por otro lado, también se ha demostrado que la dieta baja en FODMAP reduce las bacterias sacarolíticas, que se asocian con una mayor carga de síntomas y una mayor respuesta a la dieta baja en FODMAP [3]. Por último, también hay quien piensa que la dieta baja en FODMAP funciona porque se altera el microbioma, especialmente en pacientes con disbiosis.

Solución de problemas

Aunque una dieta baja en FODMAP puede ayudar a controlar los síntomas, igual de importantes son los factores relacionados con la dieta y el estilo de vida. El estilo de alimentación, la calidad del sueño, la ingesta de medicamentos y los alimentos sin FODMAP pueden contribuir en los síntomas. El estrés crónico y los elevados niveles hormonales suprarrenales alteran la digestión, la supresión del sistema inmunitario y la alteración de la microbiota intestinal, pudiendo provocar disbiosis, inflamación crónica e intestino permeable [4,5].

Una vez que los pacientes sigan de forma estable una dieta baja en FODMAP, comience a hablar sobre cómo abordar otras afecciones digestivas y de salud subyacentes para conseguir un alivio total de los síntomas. La resolución de los desequilibrios hormonales subyacentes, la disbiosis, la inflamación crónica y otros problemas que conducen a una digestión inadecuada (como niveles bajos de HCL, enzimas o bilis) puede lograrse a través de un enfoque holístico e interdisciplinario.

Referencias

  1. Staudacher, H, Scholz, M, Lomer, M, Ralph, F, Irving, P, Lindsay, J, Whelan, K. Gut microbiota associations with diet in irritable bowel syndrome and the effect of low FODMAP diet and probiotics. Clinical Nutrition. 2021;40(4), 1861-1870.
  2. Staudacher, H, Rossi, M, Kaminski, T, Dimidi, E, Ralph, F, Wilson, B, Whelan, K.. Long‐term personalized low FODMAP diet improves symptoms and maintains luminal Bifidobacteria abundance in irritable bowel syndrome. Neurogastroenterology & Motility. 2022;34(4), e14241.
  3. Vervier, K., Moss, S., Kumar, N., Adoum, A., Barne, M., Browne, H. Parkes, M. Two microbiota subtypes identified in irritable bowel syndrome with distinct responses to the low FODMAP diet. Gut. 2021.
  4. Rogers G, Keating D, Young R, Wong M, Licinio J, Wesselingh S. From gut dysbiosis to altered brain function and mental illness: mechanisms and pathways. Mol Psychiatry. 2016;21(6):738-748.
  5. Carabotti M, Scirocco A, Maselli MA, Severi C. The gut-brain axis: interactions between enteric microbiota, central and enteric nervous systems. Annals of Gastroenterology: Quarterly Publication of the Hellenic Society of Gastroenterology. 2015;28(2):203-209.